Inicio de El calígrafo de Voltaire, de Pablo de Santis:
"Llegué a este puerto con poco equipaje: cuatro camisas, mis instrumentos de caligrafía y un corazón en un frasco de vidrio".
Inicio de Tu rostro mañana, de Javier Marías:
"No debería uno contar nunca nada, ni dar datos ni aportar historias ni hacer que la gente recuerde a seres que jamás han existido ni pisado la tierra o cruzado el mundo, o que sí pasaron pero estaban ya medio a salvo en el tuerto e inseguro olvido":