viernes, 8 de febrero de 2013

Lectura y biberones

Bebé con biberón.
Fuente de la imagen en Internet


LECTURA Y BIBERONES
Para compensar la ausencia de grandes hazañas en mi vida, siempre me ha gustado jactarme de que, gracias al buen oficio de las monjitas de la guardería María Moheda, a los cuatro años ya sabía sumar, leer y escribir sin faltas de ortografía. Pero jactarme ¿de qué? La experiencia me ha demostrado que a veces dos y dos no son cuatro (yo diría que casi nunca), que escribir es por lo general oficio de pobres, y que además, en esto de “entender o interpretar un texto de determinado modo” (acepción del vocablo “leer” incluida en el diccionario de la RAE), siempre hay alguien más precoz que tú. Por ejemplo: Elizabeth Barrett, un bebé que a los 13 meses leyó su primera palabra, corn (maíz), en una lata de conservas sin ilustraciones. Hija de logopedas y nacida en Texas hace ahora 17 meses, la niña ha saltado estos días a los medios de comunicación estadounidenses. Después de ver un vídeo en Internet puedo asegurar que este superdotado biberón –valga la metonimia– sabe leer palabras sueltas y frases completas con más soltura que algunos de mis mejores amigos.
Yo creía que la lectura es un medicamento con el que mitigar la erosión del alma que nos crean nuestros traumas y aflicciones, pero empiezo a pensar que debe de responder a causas más profundas, porque ¿qué problemas podría tener Elisabeth más allá del extravío de su sonajero o la ingesta de una papilla algo más fría de lo que aconseja Super Nany? Supongo que es un sexto sentido quien le chiva a la pequeña Elizabeth que la mejor forma de integrarse al mundo es aprender a leerlo cuanto antes para así descifrar y combatir sin demora sus renglones torcidos.

(Artículo publicado en la contraportada de El Periódico Extremadura el 19-3-2008).

domingo, 3 de febrero de 2013

Mario Vargas Llosa en el ojo del huracán

Mario Vargas Llosa, en el ojo del huracán. Fuente de la imagen

Mario Vargas Llosa siempre ha generado bastantes opiniones adversas, muy en concreto en temas políticos una vez hizo su trasvase político y pasó a ser reconocido un escritor de izquierdas a uno de derechas (con todos los matices que podamos encontrarles a estas dos definiciones). No en vano  se presenté a las elecciones de su país, Perú, que perdió y gano Fijimori. 
Pero no son las críticas políticas las que más me llaman la atención, sino las literarias. Nada más terminada la lectura de la biografía Vargas Llosa. El vicio de escribir (Temas de Hoy, 1991), de J.J. Armas Marcelo (que no esconde su amistad con el escritor peruano), transcribo dos momentos del libro, uno de ellos en el que Manuel Escorza, escritor de la generación del 50, cargaba contra Vargas Llosa, y otro cuando este publicó un libro tachado por algunos como un plagio. 
Hago notar que, durante todo el libro, Armas Marcelo se refiere a Mario Vargas Llosa como MVLL. 

"El 8 de mayo de 1984, se inauguraba en el Instituto de Cooperación Iberoamericana, en Madrid, la "Semana de Autor", dedicada a MVLL. Intervinieron personalidades de la literatura, la política, la crítica literaria y los medios informativos, entre los que cabe destacar a Carlos Barral, Rafael Conte, Jorge Edwards, Joaquín Marco, Rafael-Humero Moeno Durán, Fanny Rubio, Pedro Altares y Javier Tusell. Hacía tiempo que el nombre de MVLL, sobre todo si se hacía presente el personaje, convocaba a cientos de personas en su entorno. En la inauguración recordé yo mismo, que también intervenía en el homenaje, las palabras de Manuel Scorza las pocas veces que hablamos: "Realmente no entiendo ese interés multitudinario por Vargas Llosa, y mucho menos entiendo de ti que admires a un novelista tan poco importante, tan malo, vaya...". 
[Página 186].

"Pero, a pesar de todo, cada vez que hay ocasión para señalar a La guerra del fin del mundo  como un plagio evidente habrá siempre voces que aprovechen el motivo para hablar, ¡cómo no!, no sólo del plagio sino del reaccionario MVLL que se atrevió a cometer semejante pecado de lesa escritura. ¿No era algo más que una boutade  pensar que todo lo que no es plagio era tradición? ¿Existe de verdad el plagio en la literatura universal? El último mohicano que ha señalado como plagio textual La guerra del fin del mundo ha sido, hasta el momento presente, el novelista portugués José Saramago, sumamente estimado en muchas latitudes literarias dentro y fuera de nuestro entorno cultural. Saramago, ayudándose del ambiente congresual en el que se debatían cuestiones literarias, lanzó de nuevo el anatema, quizá haciéndose eco de algunas críticas no publicadas que otros escritores hacían a la novela de MVLL La guerra del fin del mundo. Algunos medios informativos escritos -en España y en América- publicaron los argumentos de Saramago, a los que se añadió afirmativamente -según los mismos comentarios publicados en la prensa española- Ángel Crespo, estimable poeta de 50 (fuera de muchas antologías de esa generación, injustamente, a mi modo de entender) y gran traductor y especialista en literatura de lengua portuguesa. Llegó incluso a ponerse en boca de Crespo que él mismo había sido quien había "descubierto" Os Sertões y Euclides de Cunha a los ojos MVLL. Todo fue desmentido y articulado por MVLL en una contestación que no pretendía ser tal, pero en la que quedaba claro que La guerra del fin del mundo era una novela, literatura de ficción, cuyo origen era otro libro, Os Sertões, de Euclides de Cunha; que el novelista era tributario de la lectura de ese libro -histórico, sociológico, doctrinario, si se quiere, pero no literario, nada novelesco-, pero que La guerra del fin del mundo, al fin y al cabo, era una novela en su resultado literario, que poco  o nada tenía que ver con la visión del mundo que Da Cunha tiene de Canudos y que el novelista peruano conoce por la lectura de Os Sertões, más su propia experiencia personal, el recorrido, el viaje iniciático por la geografía del Estado de Bahía en el que tuvo lugar la revuelta del "Consejero". 
[Páginas 354-355]