martes, 11 de octubre de 2011

Cuento breve recomendado (99): "Marama y el río de los cocodrilos"



Cocodrilo. Fuente de la imagen
“Voy a referiros, hijos míos, lo que me enseñó mi padre, que, a su vez, lo oyó de labios de mi abuelo, el cual conocía esta historia desde mucho, muchísimo tiempo atrás, ocurriéndole lo mismo a sus antepasados, de modo que puedo asegurar que la historia fue conocida desde el principio…”

Comienzo de un cuento africano




MARAMA Y EL RÍO DE LOS COCODRILOS
Cuento popular africano


Marama era una niña pequeña cuando sus padres murieron. El jefe confió su custodia a una de las mujeres de la aldea. Pero era una mujer malvada que pegaba a la niña, no le daba de comer y sólo pensaba en librarse de ella. 

Un día le dio a Morama un pesado mazo, de los que sirven para moler el grano, y le dijo:

-Vete al río de los cocodrilos Bama-ba y lava este mazo para que pueda utilizarlo para triturar el arroz.
Morama estalló en sollozos porque el río estaba muy lejos, era muy profundo y estaba lleno de serpientes y cocodrilos. A la gente le daba miedo ir allí y sólo las gacelas y los leones iban a beber. Pero Marama tenía tal terror a su malvada madrastra que cogió el mazo y se fue.
En el camino del bosque encontró un león que, agitando su melena, rugió con voz terrorífica:
-¿Cuál es tu nombre y adónde vas?
Marana tenía mucho miedo, pero cantó con dulce voz:
Marama es mi nombre
Y no tengo madre…
Voy al río
a lavar este mazo.
Al río de los cocodrilos,
mi madrastra me ha enviado.
Allí sólo van las gacelas
Y los leones a beber.
Y duermen las serpientes
y los cocodrilos.
-¡Ve, pues Marama, niña sin madre! –dijo el león-. Ve y no tengas miedo. Yo velaré para que no te molesten las gacelas y los leones cuando vayan a beber.
Marama prosiguió su camino y cuando llegó al río, un horrible y viejo cocodrilo surgió ante ella, abrió su enorme boca y sus grandes ojos rojos parecían salírsele de la cabeza.
-¿Cuál es tu nombre y adónde vas? –preguntó.
Marama llena de miedo cantó con dulce voz:
Marama es mi nombre
Y no tengo madre…
Voy al río
a lavar este mazo.
Al río de los cocodrilos,
mi madrastra me ha enviado.
Allí sólo van las gacelas
Y los leones a beber.
Y duermen las serpientes
y los cocodrilos.
-¡Ve, pues, Marama, niña sin madre! –dijo el cocodrilo-, lava el mazo y no te asustes. Yo velaré para que no te molesten las serpientes y los cocodrilos que viven en el río.
Marama se arrodilló a la orilla el río y empezó a lavar el mazo, pero, como pesaba mucho, se le resbaló de las manos y desapareció en el agua. Marama se puso a llorar porque no podía volver a casa sin el mazo. De repente surgió del agua un cocodrilo que le dio un mazo nuevo, completamente limpio e incrustado de oro y plata.
-Lleva este mazo a tu casa, Morama, niña sin madre, y enséñalo a todos para que el mundo sepa que el poderoso Subara, rey de los cocodrilos, es tu amigo.
Marama le dio las gracias y volvió a su casa. Por el camino encontró de nuevo al león.
-Déjame el mazo, Marama, niña sin madre, -dijo-. Pesa demasiado para ti. Te lo llevaré hasta tu casa y así todo el mundo sabrá que el poderoso Subara, rey del río de los cocodrilos, es tu amigo.
Cuando Marama llegó a casa, su madrastra admiró mucho el mazo y le preguntó dónde lo había encontrado. Marama solamente le dijo que lo había encontrado en el río de los cocodrilos. Entonces la madrastra cogió otro viejo mazo y fue corriendo al río para poder, también ella, encontrar uno nuevo incrustado de oro y plata.
Por el camino, a través del bosque, encontró un león que agitando su melena, rugió con terrorífica voz:
-¿Quién eres y adónde vas?
La perversa mujer se asustó tanto que no pudo responder y puso pies en polvorosa. El león la siguió con la mirada hasta que hubo desaparecido entre los árboles y simplemente se encogió de hombros.
Al llegar al río la mujer, un horrible y viejo cocodrilo surgió ante ella, abrió su enorme boca y sus grandes ojos rojos parecían salírsele de la cabeza.
-¿Cuál es tu nombre y adónde vas? –preguntó.
La malvada mujer se asustó tanto que no pudo decir ni una palabra y huyó por la orilla del río. No llegó muy lejos. Los leones y las gacelas que iban a beber la rodearon, así como las serpientes y los cocodrilos que vivían en el río, y cantaron todos a coro:
Marama, la niña sin madre,
puede venir a lavar
porque el poderoso Subara,
rey del río, es u amigo.
Pero para ti, pérfida mujer,
El río de los cocodrilos
Significa la muerte.
Y así fue.

El círculo de la choza. Cuentos populares africanos, trad. Elena del Amo,
Madrid, Gaviota, 1991, págs. 222-226.

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1 comentario:

  1. Acabo de votaros como Mejor Blog Personal en los Premios Bitácoras 2011.

    Yo también he presentado el mío, es iPadSfera (www.ipadsfera.com) al Mejor Blog Tecnológico.

    ¿Nos ayudáis dándonos vuestro voto? http://bit.ly/oRHyJK

    Muchísimas gracias y mucha suerte =)

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