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| Francisco Umbral junto al cartel de una calle que lleva su nombre. Fuente de la imagen en Internet |
"Su admirado Eugenio d´Ors hizo un ejercicio de síntesis y escribió La historia del mundo en 500 palabras. Umbral, que no escatimaba palabras –vivía precisamente de venderlas–, garabateó día a día una heterodoxa Historia de España en decenas de miles de artículos desde su esquina de prensa, ese árbol pecaminoso donde los umbralianos íbamos cada mañana a recoger manzanas pulcramente envenenadas".
UMBRAL
Los
escritores inmortales también mueren, y ahí están Los placeres y los días, apagados ya definitivamente, para confirmarlo
una vez más. Ahora que un agosto septembrino nos ha arrebatado al padre de la
criatura, o sea Umbral, conviene
recordarle como el escritor más español de todos los tiempos, porque a
diferencia de los demás nació dos veces, en dos fechas, en dos ciudades: Madrid
y Valladolid, aunque yo diría que más que un escritor fue un género literario.
Muchos
destacan, incluso por encima de la calidad de su prosa, su naturaleza ególatra
y arrogante. Lo era, en efecto, sobre todo a nivel promocional, y es que no podía
ni quería permitirse el lujo del anonimato porque lo que él buscaba, conscientemente
o no, es que le odiaran, cuanto más y cuantos más mejor, y la fama, es sabido,
posibilita el odio al por mayor.
Su
admirado Eugenio d´Ors hizo un
ejercicio de síntesis y escribió La
historia del mundo en 500 palabras. Umbral, que no escatimaba palabras
–vivía precisamente de venderlas–, garabateó día a día una heterodoxa Historia
de España en decenas de miles de artículos desde su esquina de prensa, ese
árbol pecaminoso donde los umbralianos íbamos cada mañana a recoger manzanas pulcramente
envenenadas.
El
–decíamos– ególatra y arrogante genio vallisoletano o madrileño va a pasar la
historia del periodismo español no por escribir su columna sino por edificarla, que tiene mayor solidez
porque una vez levantada ya no hay quien la derribe.
Umbral
no era el mejor de nuestros escritores pero sí el que mejor escribía. Descanse
en paz el maestro, si es que se lo permiten los malos pensamientos.
(Artículo
publicado en la contraportada de El Periódico Extremadura el
miércoles, 5 de septiembre de 2013).
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