Marilyn Monroe posa desnuda para el fotógrafo Bert Stern, semanas antes de la muerte de la actriz. |
El deseo sexual, sobre todo cuando está concentrado, debido a su fijación en una mujer particular, por el enamoramiento, es la quintaesencia de la gran estafa de este bendito mundo; pues aunque es indecible, infinito y desmedido lo que promete, es muy poco lo que cumple.Arthur Schopenhauer, El arte de insultar, Alianza, 2005. Traducción de Fabio Morales.
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¡Ay, este solterón...!
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