Días atrás saludaba yo en estas "páginas" el reciente nacimiento de la antología Literatura en Extremadura. 1984-2009. Ahora recupero los comentarios de Álvaro Valverde publicados en su blog, el 8 de junio de 2010, sobre dicha antología. Valverde -como cuenta en este artículo- fue el impulsor de este proyecto cuando era todavía el director de la Editora Regional de Extremadura. En su artículo no se corta un pelo, tanto que podría decirse que es, por momentos, políticamente incorrecto.
"Literatura en Extremadura (en primera persona)
Ya puedo hablar de esta obra de cuya aparición di noticia aquí mismo hace unos días. Antes, me gustaría contar una anécdota. A partir de un comentario que hace en el primer tomo, el dedicado a la poesía, Miguel Ángel Lama. Al referirse a mí, escribe: "Como director de la ERE hasta 2008, uno de los últimos proyectos que promovió fue la publicación de la presente antología". Por su parte, Simón Viola también alude a ello en su blog. No traigo estas alusiones por vanidad, sino porque las cosas fueron sencillamente así. Y, sobre todo, porque puse en esa empresa lo mejor que pude, siquiera fuera en el planteamiento y en los prolegómenos, pues unos meses después alguien decidió que mi tiempo en la Editora se había terminado.
Lo tuve claro desde el principio, antes de reunirme con Gregorio Torres Nebrera, la persona a la que quería encargarle la coordinación de ese propósito. Mi intención era publicar una antología en tres volúmenes (uno de poesía, otro de narrativa y un tercero de teatro y ensayo) para fijar, siquiera temporalmente, un canon (así, con cursiva) de la literatura extremeña de los últimas lustros. Y porque la Editora ha acompañado su mejor momento y prácticamente todos los que son han publicado en ella algún libro (sólo encuentro una excepción: la de Diego Doncel), nada mejor para celebrar, de paso, su veinticinco cumpleaños. Por eso, no entiendo la coedición con Libros del Oeste (una editorial dignísima que me recuerda a Ángel Campos y donde permanecen otros dos amigos, fundadores con aquél de esa casa: Pedro Almoril y Manolo "Cerebro" González). Por cierto, nada se aclara o se comenta al respecto en el prólogo que firman los editores (así, en plural).
Por aquel entonces, además, estaba indignado por la salida a la escena literaria regional (favorecido por los aires buenistas del nuevo gobierno autonómico) de algún que otro don nadie y uno, ay, siempre ha tenido claro que quien tenga que pasar a la historia literaria (minúscula o mayúscula, tanto da) deberá hacerlo por los libros que escribe (y que, una vez publicados, la crítica refrenda) y no por los cargos políticos que ocupa. De ahí, ya digo, lo del presunto canon. O, dicho paladinamente, lo de separar el grano de la paja. No en vano los autores de los diferentes estudios coinciden en la denuncia de la proverbial falta de una crítica competente y responsable en esta región. Un mal con difícil cura, sólo subsanable con labores como ésta.
Ya con los tres tomos en las librerías (la poesía coordinada por Miguel Ángel Lama, la narrativa por Simón Viola, el teatro por Torres Nebrera y el ensayo por Antonio Sáez) diré, antes de nada, algo acerca del título: no me convence, aunque puede que no haya otro más pertinente. Remite al de otras obras -muy distintas entre sí por muchas razones- de sobra conocidas en nuestro ámbito literario: "Literatura en Extremadura", de Manuel Pecellín Lancharro, y "Literatura en Extremadura", de Miguel Ángel Lama y Luis Sáez. La primera termina, por cierto, donde ésta empieza, una de sus más graves carencias, pues es éste, lo repetimos, el período más interesante de nuestra literatura, como la segunda se encargó de justificar. Literatura, precisemos, que sólo en sentido natural, como explica Antonio Sáez en su prólogo, podemos denominar "extremeña".
Ya que lo cito, los prólogos de los coordinadores y las notas que se anteponen a los textos de los distintos autores están a la altura esperada. Todos han demostrado su competencia sobre la materia que abordan.
En cuanto a la selección, como en cualquier antología, uno tiene sus dudas. Como editor no hubiera opinado. En mi condición de lector, es otra cosa. Lama ha optado, como suele, por lo histórico (frente a lo crítico) y por eso su nómina peca acaso de extensa. Por eso y porque la poesía ha sido y es el género extremeño por excelencia. Sin dudarlo, cambiaría a Álvarez Buiza por Antonio María Flórez. O por Efi Cubero. En narrativa, con ser menos los autores, también me sobran. Por volver al juego (peligroso, ya lo sé) sustituiría a Leal Canales por César Martín Ortiz. O por Juan Ramón Santos. Con todo respeto, tampoco me temblaría el pulso.
Más difícil lo tenían Nebrera y Sáez para sacar su lista adelante. En teatro tenemos tres autores de fuste y en ensayo poco más. Con todo, salen airosos y son bastantes más los que presentan.
Estas 1.862 páginas van a dar mucho de sí. Servirán para comprobar de forma fehaciente el alcance de nuestro panorama y, más allá, darán muchas horas de apasionante lectura a los que se acerquen, por curiosidad o por oficio, hasta ellas. Su bagaje didáctico, por lo demás, es incalculable. Ningún centro de enseñanza de Extremadura, ninguna biblioteca, podrán prescindir de ella en el inmediato futuro.
Me siento, en fin, contento y satisfecho porque haya llegado a buen puerto, poco importa de la mano de quién. Felicito también a sus autores que, salvo Antonio Sáez (que se incorporó al proyecto después por razones que no viene al caso exponer), desde el primer momento se embarcaron en la aventura con la necesaria temeridad y el debido entusiasmo".
Lo tuve claro desde el principio, antes de reunirme con Gregorio Torres Nebrera, la persona a la que quería encargarle la coordinación de ese propósito. Mi intención era publicar una antología en tres volúmenes (uno de poesía, otro de narrativa y un tercero de teatro y ensayo) para fijar, siquiera temporalmente, un canon (así, con cursiva) de la literatura extremeña de los últimas lustros. Y porque la Editora ha acompañado su mejor momento y prácticamente todos los que son han publicado en ella algún libro (sólo encuentro una excepción: la de Diego Doncel), nada mejor para celebrar, de paso, su veinticinco cumpleaños. Por eso, no entiendo la coedición con Libros del Oeste (una editorial dignísima que me recuerda a Ángel Campos y donde permanecen otros dos amigos, fundadores con aquél de esa casa: Pedro Almoril y Manolo "Cerebro" González). Por cierto, nada se aclara o se comenta al respecto en el prólogo que firman los editores (así, en plural).
Por aquel entonces, además, estaba indignado por la salida a la escena literaria regional (favorecido por los aires buenistas del nuevo gobierno autonómico) de algún que otro don nadie y uno, ay, siempre ha tenido claro que quien tenga que pasar a la historia literaria (minúscula o mayúscula, tanto da) deberá hacerlo por los libros que escribe (y que, una vez publicados, la crítica refrenda) y no por los cargos políticos que ocupa. De ahí, ya digo, lo del presunto canon. O, dicho paladinamente, lo de separar el grano de la paja. No en vano los autores de los diferentes estudios coinciden en la denuncia de la proverbial falta de una crítica competente y responsable en esta región. Un mal con difícil cura, sólo subsanable con labores como ésta.
Ya con los tres tomos en las librerías (la poesía coordinada por Miguel Ángel Lama, la narrativa por Simón Viola, el teatro por Torres Nebrera y el ensayo por Antonio Sáez) diré, antes de nada, algo acerca del título: no me convence, aunque puede que no haya otro más pertinente. Remite al de otras obras -muy distintas entre sí por muchas razones- de sobra conocidas en nuestro ámbito literario: "Literatura en Extremadura", de Manuel Pecellín Lancharro, y "Literatura en Extremadura", de Miguel Ángel Lama y Luis Sáez. La primera termina, por cierto, donde ésta empieza, una de sus más graves carencias, pues es éste, lo repetimos, el período más interesante de nuestra literatura, como la segunda se encargó de justificar. Literatura, precisemos, que sólo en sentido natural, como explica Antonio Sáez en su prólogo, podemos denominar "extremeña".
Ya que lo cito, los prólogos de los coordinadores y las notas que se anteponen a los textos de los distintos autores están a la altura esperada. Todos han demostrado su competencia sobre la materia que abordan.
En cuanto a la selección, como en cualquier antología, uno tiene sus dudas. Como editor no hubiera opinado. En mi condición de lector, es otra cosa. Lama ha optado, como suele, por lo histórico (frente a lo crítico) y por eso su nómina peca acaso de extensa. Por eso y porque la poesía ha sido y es el género extremeño por excelencia. Sin dudarlo, cambiaría a Álvarez Buiza por Antonio María Flórez. O por Efi Cubero. En narrativa, con ser menos los autores, también me sobran. Por volver al juego (peligroso, ya lo sé) sustituiría a Leal Canales por César Martín Ortiz. O por Juan Ramón Santos. Con todo respeto, tampoco me temblaría el pulso.
Más difícil lo tenían Nebrera y Sáez para sacar su lista adelante. En teatro tenemos tres autores de fuste y en ensayo poco más. Con todo, salen airosos y son bastantes más los que presentan.
Estas 1.862 páginas van a dar mucho de sí. Servirán para comprobar de forma fehaciente el alcance de nuestro panorama y, más allá, darán muchas horas de apasionante lectura a los que se acerquen, por curiosidad o por oficio, hasta ellas. Su bagaje didáctico, por lo demás, es incalculable. Ningún centro de enseñanza de Extremadura, ninguna biblioteca, podrán prescindir de ella en el inmediato futuro.
Me siento, en fin, contento y satisfecho porque haya llegado a buen puerto, poco importa de la mano de quién. Felicito también a sus autores que, salvo Antonio Sáez (que se incorporó al proyecto después por razones que no viene al caso exponer), desde el primer momento se embarcaron en la aventura con la necesaria temeridad y el debido entusiasmo".
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