jueves, 3 de junio de 2010

Enseñar literatura

¿Por qué los estudiantes -al menos muchos de ellos- reniegan de la asignatura de literatura? Este artículo lleva la firma (que no el apellido) de una profesora de literatura, Ágatha. En él opina sobre algunos errores de la enseñanza de las obras literarias y aporta su visión sobre cómo mejorar esa enseñanza para que los alumnos se impliquen en la asignatura y se contagien del placer de la lectura.

El artículo fue publicado en el blog El blog de Arlequini.  
Como profesora de literatura considero que hoy en día supone un suicidio profesional enseñar literatura con el método positivista de compendio de obras, autores, géneros, amalgamando todos esos conocimientos, para después abandonar al alumno a su suerte, obligándolo a que se sepa multitud de obras o características sin haber leído ni un ápice de los textos o autores memorizados. Considero que más que hablarles de los movimientos literarios debemos enseñarles que esas obras las escribieron hombres de carne y hueso, que vivieron en una determinada coyuntura espacio-temporal. No obstante, es obvio que se trata de una estrategia que en la medida de lo posible siempre intento subsanar. El que me centre en los textos literarios no significa necesariamente que no reconozca de antemano que la literatura debe apreciarse en su contexto, puesto que sus autores comparten una determinada época, condicionada casi siempre por una visión conforme o disconforme con la realidad.

Estoy convencida que esa aversión hacia la literatura que sienten los alumnos podría mitigarse e incluso volverse placer si encontramos los mecanismos apropiados para lograr que se interesen por los textos, de manera que poco a poco vuelvan a reencontrar cierto placer en la lectura.

¿Qué sucede- por ejemplo- cuando pretendemos que aprecien la calidad de una obra u autor realista? Que los alumnos acceden a nuestras propuestas con recelo. Evidentemente es ahora cuando sus protestas iniciales van a poner a prueba nuestra pericia como docentes. Que se trata de obras ingentes, escritas por un autor aparentemente omnisciente que presenta la realidad sin tapujos es indiscutible. Que el escritor no abandona al lector a su suerte, cuando traza un itinerario de pistas que nos acompaña en nuestra lectura, en esa carrera contrarreloj por averiguar cuál es el desenlace de la pericia vital del protagonista, también lo es. Que los escritores llegaron a la locura de acobardar al héroe al situarlo en un espacio verosímil pero marcado por las dificultades extremas de las que son incapaces de salir no debe asustarnos .Es primordial que expliquemos el engranaje de este tipo de obras de forma sencilla. En esa primera toma de contacto con el realismo reside nuestro éxito o fracaso. Si la introducción que les hagamos convence a la clase, es probable que consulten los textos, y los lean con cierta avidez, de forma instintiva, sin reconocer que el texto les gusta, pero asumiendo el reto.

Nuestra obligación entonces es no abandonarlos a su suerte. Algunos textos extraídos concienzudamente de Ana Karenina, Madame Bovary o La Regenta serán vistos con buenos ojos si obviamos las interminables descripciones para mostrarles aquellos momentos claves en la evolución de las protagonistas. E incluso puede resultar aconsejable acompañar esas lecturas que muestran el lado amargo de la realidad ( como el suicidio de Ana Karenina que sucumbe a sus pasiones), con otras que representen el lado amable y el final feliz (como es el caso de Dickens). La lectura de Dickens es un filón incuestionable, dado que sus textos son amenos, su dificultad de comprensión es menor y como complemento, siempre se puede ver alguno de los muchos filmes basados en sus obras.

Aunque sus novelas reflejan una filosofía pequeño-burguesa, una especie de filantropía ingenua que dista mucho de proponer una crítica al incipiente sistema capitalista de la época- como ocurre con otras novelas de Balzac, Flaubert o Maupassant- seguimos rememorándolas hoy: la maestría de sus descripciones, la precisión de los contextos o la fascinación hacia aquellos personajes inolvidables: el carisma de las figuras del hampa en Oliver Twits, los burgueses extravagantes de

“ Papeles póstumos del Club Picwick”...etc. sitúan al escritor en el podium de los más leídos, y sobre todo, en uno de los escritores clásicos más accesibles para nuestros adolescentes,

El principio de Grandes esperanzas, es un ejemplo que puede trabajarse como unidad didáctica en clase. Una vez presentado el fragmento invitamos al alumno a que construyan otra continuidad distinta a la seguida por el autor. Recordemos el argumento inicial: El personaje principal se encuentra con un presidiario que acaba de salir de la cárcel, lo que provoca tal pánico en el niño que se ve abandonado a su suerte siguiendo todas las exigencias impuestas. Leído este fragmento, démosle un cuerpo, una continuidad que difiera a la selección impuesta por el autor. Instemos al alumno a que apele a su imaginación y construya su propia historia. Este ejercicio tan sencillo pone en evidencia hasta qué punto es imprescindible la selección inicial para la construcción de una novela con gancho. Después leeremos la selección impuesta por Dickens, hasta comprobar si la nuestra merece su estima, y si somos capaces de seguir desarrollándola o no. Si animamos a la clase a la lectura de la obra podrán descubrir con agrado que no pueden sentirse indiferentes a la historia de amor de fondo. Se sentirán de seguro cautivados porque es la historia de dos sueños: uno inalcanzable y otro que se hace realidad por un encuentro fortuito, que incluso les asombrará manteniendo su intriga hasta el final. Es fácil que uno se sienta identificado con sus protagonistas: ese deseo de alcanzar los sueños más ocultos, ese sentimiento de culpa que los invade cuando descubren que se han equivocado, la pasión que se vuelve irrefrenable... convierten la novela en un mosaico de escenas cotidianas que no pueden dejarnos indiferentes. Muestran una vez más que Dickens es uno de los maestros incuestionable que sabe asomarse al alma humana y recrear sus anhelos más íntimos, pese a que sus personajes se muevan casi siempre en la consabida polaridad de buenos o malvados.

Una vez leída la obra, es recomendable que veamos con la clase la versión cinematográfica de Alfonso Cuarón, interpretada por Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow. Seguramente la historia nos conmoverá. Veremos cómo un joven pintor ve trastocada su existencia cuando se cruza una deslumbrante joven que llegará a obsesionarle. Existe otro elemento más -crucial en la trama-: la averiguación por parte del protagonista de la identidad velada que se esconde detrás de la mano benefactora que le catapulta al éxito. Identidad, que una vez hallada, termina por desconcertar al ingenuo Finn, que descubre que su éxito lo ha fraguado aquella persona por la que sintió toda su vida una aversión sin medida.

Como colofón al tema podemos explicarles la importancia de las novelas realistas o naturalistas, cómo modelos vivos de muchos principiantes a escritor que se escabullen en sus páginas en busca de descripciones de ambientes, creaciones de atmósferas o tipos humanos, ya que en esas destrezas los escritores realistas son maestros. Incluso podemos hacerles partícipes de las razones que llevan a algunos escritores a citar como lecturas inolvidables a los grandes clásicos realistas, lecturas a las que retornan una y otra vez lo que corrobora porqué esos textos han pasado a la historia de la literatura como hitos literarios, que multitud de escritores y lectores han apreciado por su calidad.

Ághata (profesora de literatura).

1 comentario:

  1. Está muy bien, y exactamente es mi método, pero ¿cómo puedo aplicarlo a la Española anterior a los Siglos de Oro?
    El Mio Cid y el Lazarillo no son leídos de la misma forma por chicos de 3ºESO, que no entienden un texto en español actual.
    Admito todo tipo de sugerencias.
    Un saludo. Ana.

    ResponderEliminar

narrativabreve.com agradece tus comentarios.

Nota: el administrador de este blog revisará cada comentario antes de publicarlo para confirmar que no se trata de spam o de publicidad encubierta. Cualquier lector tiene derecho a opinar en libertad, pero narrativabreve.com no publicará comentarios que incluyan insultos.