Sala principal de la Librería del Congreso, en el Edificio Thomas Jefferson, en 2009. Autora: Carol McKinney Highsmith. Fuente de la imagen
"La famosa Biblioteca de Alejandría fue en su época la más grande del mundo. Todos los documentos que se consevaban eran copias en papiro que se enrrollaban sobre un cilindro de madera. Los textos se escribían en columnas con tinta diluida en mirra. Al principio, los rollos se etiquetaban y colocaban por materias (literarias, científicas, filosóficas...) pero más tarde se dispusieron por orden alfabético según el nombre del autor. Fue destruida en un incendio supuestamente provocado por Julio César".María Carvajal
BIBLIOTECAS PARA LA
HISTORIA
María Carvajal
Cada lector apasionado
suele tener en casa una pequeña biblioteca considerada casi un
templo que alberga en sus estantes pequeñas y grandes joyas
literarias. A veces, cuando entramos en la casa de un amigo, familiar
o conocido y, por determinados motivos, nos mantiene a la espera en
el salón (siempre hay un motivo para esto) nuestra curiosidad suele
llevarnos hasta su pequeña biblioteca. Y es ahí donde conocemos un
poco más a nuestro anfitrión.
A mayor escala también
nos encontramos con bibliotecas repartidas por todo el mundo que,
igual que un anfitrión, nos muestra algo más de la ciudad que las
alberga.
Por ejemplo, la
Biblioteca Nacional de Israel tiene como objetivo preservar todas las
publicaciones del mundo que traten sobren el Judaísmo y el pueblo
judío, así como todo lo que se haya publicado en Israel en
cualquier lengua. Desde la reforma de la ley en 2001 también se
consideró imprescindible conservar el material publicado en soporte
de audio o vídeo.
La famosa Biblioteca de
Alejandría fue en su época la más grande del mundo. Todos los
documentos que se consevaban eran copias en papiro que se enrrollaban
sobre un cilindro de madera. Los textos se escribían en columnas con
tinta diluida en mirra. Al principio, los rollos se etiquetaban y
colocaban por materias (literarias, científicas, filosóficas...)
pero más tarde se dispusieron por orden alfabético según el
nombre del autor. Fue destruida en un incendio supuestamente
provocado por Julio César.
Actualmente, la más
grande del mundo es la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos,
fundada en Washington D.C., en 1800. Allí se conservan unos treinta
millones de libros, alrededor de sesenta millones de manuscritos,
unos seis mil comics, tres millones de grabaciones, una gran
colección de libros raros y todo tipo de documentos cartográficos,
fotográficos, así como partituras y prensa. Entre sus reliquias se
encuentra una de las cuatro copias de la Biblia de Gutenberg y el
borrador de la Declaración de Independencia.
La Biblioteca Pública de
Kansas City tiene un diseño llamativo y original pues la
construcción de la fachada del parking está decorada con lomos
gigantes de libros de las obras literarias que los habitantes de la
ciudad consideran más representativas.
La
Biblioteca de Sarajevo fue construida en 1894 y casi un siglo
después, en 1992, sufrió un incendio provocado por los bombardeos
de los radicales serbios que destruyó unos seiscientos mil volúmenes
de su colección. Dos años después, la Orquesta Sinfónica de
Sarajevo y el Coro de la Catedral de la ciudad interpretaron el
Requiem de Mozart entre las ruinas de este edificio. Hay que
subrayar, además, que esta biblioteca es el personaje de la novela
(que parte de un hecho real) de Steven Galloway titulada
El Violonchelista de Sarajevo,
en la que se narra cómo un violonchelista, después del bombardeo,
va todas las tardes a tocar el Adagio
de Albinoni sobre las ruinas de la biblioteca en homenaje a las
veintidos personas muertas en ese ataque. Actualmente el edificio
está en proceso de reconstrucción.
La
Biblioteca del Vaticano conserva el manuscrito completo más antiguo
de la Biblia, el Codex Vaticanus,
un manuscrito autógrafo de santo Tomás de Aquino, así como las
actas originales del proceso de Galileo, entre otros. Esta biblioteca
está en proceso de digitalizar muchos de sus escritos con tecnología
de la NASA.
Y
si de curiosidades se trata, hay que apuntar que la fotografía deinterior más grande del mundo está tomada en una de las salas, de
estilo barroco, de la Biblioteca del Monasterio de Strahov, en Praga.
La imagen pesa cuarenta gigapíxeles y su autor es Jeffrey Martin.
Como
veis, queridos lectores, además de multitud de libros, las
bibliotecas guardan historias de su propia historia. Como las que nos
cuentan nuestros anfitriones cuando curioseamos sus libros para
hacernos saber cómo llegó tal obra hasta sus manos.
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