Hay una variante del columnismo, por no llamarla subgénero, que se da cuando un escritor dedica ciertas colaboraciones en prensa para arremeter contra otro escritor que le resulta -por usar un eufemismo- antipático. Por no citar épocas remotas (los ejemplos serían inagotables), podría recordarse lo que pasó hace poco entre Javier Cercas y Arcadi Espada, dos autores que discutieron por querellas que ahora ni puedo ni quiero recordar.
Estos combates de boxeo periodístico forman parte de lo que yo llamo "columnismo del enfado" frente a otro tipo de columnismo que podría denominar "de la armonía", y que tendría este último en Manuel Alcántara a uno de sus más notables referentes.
No me extrañaría nada que veamos un nuevo brote (a dos bandas) del periodismo del enfado ahora que Horacio Vázquez-Rial se ha lanzado a la yugular de Umberto Eco, un autor por el que confiesa sentir "desinterés" (excepto cuando se presenta una buena oportunidad de atizarle con la cimitarra).