Cartel del Festival de Woodstock, celebrado en Nueva York en 1969 |
"Tras haber presenciado la locura de Woodstock, sabíamos que ya nada iba a ser igual. Janis Joplin murió un año después. Entonces supe que nadie podía igualar la voz de aquella furia del blues. Sin embargo, Stone the Crows me recordaba demasiado a Janis. Sentí que no podía faltar a aquella cita".
M.C.
VIAJE A SWANSEA
María Carvajal
La casualidad hizo que en 1972 mis padres
tuvieran que programar una visita a Swansea para ver a la tía Helen, que estaba
muy enferma. Por entonces yo tenía veinticuatro años y la idea de viajar
suponía toda una aventura, aunque el motivo de este desplazamiento en cuestión
no fuera agradable. Solo había salido del condado de Kent en dos ocasiones:
cuando hice el viaje de fin de curso a Barcelona con mis compañeros de
instituto y cuando convencí a mi madre para que me dejara ir con mi primo Liam
al festival Woodstock, que se celebró en Nueva York en el 69. Ese fue el mejor
viaje de mi vida, y nunca mejor dicho porque ahí me comí mi primer ácido.
La tía Helen se estaba
muriendo y estaba claro que, por muchas esperanzas que quisiéramos tener, el
futuro no era demasiado alentador para ella. Llegamos a su casa y el tío Brian
nos abrió la puerta con los ojos llorosos. El estado de su esposa había empeorado
en las últimas horas. El cáncer estaba acabando con su vida y el médico, que se
encontraba allí, empezó a alertarnos del inminente final que le esperaba a la
hermana de mamá.
Y tal como se había previsto,
presenciamos la muerte de Helen siete horas después. Nos dio tiempo a
despedirnos. Mi mamá estaba muy afectada. Yo no había tenido demasiada relación
con la tía Helen, diría que en toda mi vida la habría visto no más de cinco
veces.
Comenzaron a llegar familiares
a los que yo apenas conocía. Allí estaba mi primo Liam, a quien no veía desde
hacía tres años, en aquel festival del 69. Se alegró mucho de verme y como él
tampoco había tratado mucho a la tía Helen, no parecía demasiado afectado. Liam
había venido a Swansea con una segunda intención: disfrutar del concierto que
Stone the Crows iba a dar la noche siguiente. Me animó a que le acompañara e
incluso me dijo que él me regalaba la entrada. Sabía que mi madre me mataría si
le dijese que me iba a un concierto. Estuve consolándola todo el día mientras pensaba
qué excusa darle para que no se enterara de mis planes.
Tras haber presenciado la
locura de Woodstock, sabíamos que ya nada iba a ser igual. Janis Joplin murió
un año después. Entonces supe que nadie podía igualar la voz de aquella furia
del blues. Sin embargo, Stone the Crows me recordaba demasiado a Janis. Sentí
que no podía faltar a aquella cita.
No sé cómo lo hice. Le dije a
mi madre que no me sentía cómoda con todos aquellos familiares extraños. En dos
días regresaríamos a casa y le pedí que me dejara alojarme al menos esa noche
en el hotel donde estaba Liam. Ella, que estaba demasiado triste para
preocuparse por cosas tan banales, no opuso resistencia. Papá nunca decía nada,
la opinión de mamá era la que validaba cualquier sugerencia o petición que se
formulara en el seno familiar.
La noche siguiente me vi
guardando cola para entrar en el recinto donde iba a tener lugar el concierto.
El espectáculo comenzó fuerte
y el público se animó enseguida. Yo estaba asombrada por verme allí. Pero más
asombrados nos quedamos cuando Leslie Harvey, el guitarrista de la banda,
comenzó a hacer movimientos extraños. Siempre me había gustado ver las manos de
los músicos recorriendo el mástil de su guitarra, creando melodías imposibles,
haciéndome vibrar. Entonces empezaron a salir chispas de su cuerpo. La gente no
era consciente de lo que estaba ocurriendo. Ni siquiera sus compañeros del
grupo se dieron cuenta de lo que pasaba hasta que la guitarra emitió un sonido
que se acoplaba de forma molesta. De pronto, el músico se desplomó sobre el
suelo. Aquella fue su muerte, la segunda que presencié en aquel viaje.
Nunca volví a Swansea.
(María Carvajal, Mis días con Marcela, Rumorvisual, 2011).
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Solicito a Maria Carbajal si autorización para publicar en un suplemento cultural de sgo. del estero, argentina, su nota: El infierno gótico de Poe.
ResponderEliminarGracias!