¿Crisis de la crítica literaria?

"¿Qué pasa con la crítica literaria? Las notas de los libros no faltan en nuestra prensa. Cumplen correctamente con la misión difusora que, como mínimo, le corresponde. A través del esfuerzo constante y abnegado de nuestros críticos llega, por lo menos, la diligente noticia del libro nuevo. Acaso no siempre el juicio severo, riguroso, orientador, para el escritor, tanto como para el público. 

¿Se leen los artículos de crítica? Un hecho aparece sintomáticamente. o para el libro, pero sí para el cine y el teatro. Ven, en efecto, que se ensayan otros modos de juicio, a base de diseños, signos convencionales, claves telegráficos. En la televisión se intentan otros caminos: la peroración "en torno" a un libro, o la excursión a través de unos títulos que el charlista "muestra" al telespectador. Millones de personas "ven" en la mano del crítico, el libro nuevo. No está mal, intercalado entre el fútbol y el folklore. 


Pero volvamos a la crítica literaria. Jaime Vicens Vives implantó en su importante revista "Índice Histórico", otro procedimiento. Tras un resumen telegráfico del contenido del libro, un signo convencional -un punto, un círculo, un cuadrado- resumía la calidad de la obra, su interés general, su mayor o menor trascendencia. Toda una gama de matices adjetivales -es decir, todo el difícil menester crítico- quedaba fulminantemente reducido a un pequeño diujo sintetizador. 


En muchas revistas profesionales de literatura, se tiende a dar únicamente el resumen objetivo de la obra. Su índice. Por otra parte, ya es sabido que la ciencia estilística propende muchas veces a convertir el estudio de las obras literarias en una estadística de adjetivos o de conjunciones. Pius Servien, en oto campo, intentó una verdadera matemática de los ritmos expresivos. 


¿Y la vieja crítica? ¿Y el riguroso amor con que el crítico bucea y descubre los valores estéticos humanos de la obra literaria? Hace unas smanas, se ha publicado un comentario un poco despectivo acerca de un libro mío, por estar escrito "en el desacreditado método de la historia de la literatura". ¿No estaremos llegando demasiado lejos? ¿No es una forma de frivolidad considerar que los nuevos métodos derrumban y liquidan del todo los procedimientos antiguos? Las páginas de Sainte-Beuve, de Croce, de Menéndez Pelayo, ¿han perdido su valor de enseñanza de orientación intelectual, de lección perdurable?


Hay, ya lo sabemos, análoga frivolidad en la ciencia. El médico, por ejemplo, quiere demostrarnos, en cada una de sus visitas que está "al día". ¿Cómo va  recetarnos la misma medicina con la cual nos curó efectivamente en nuestra anterior enfermedad? Hay un nuevo y milagroso específico que se apresurará a aconsejarnos. 


Pero en el campo de la ciencia los progresos son, en general, absolutos y ponen en crisis, por superación, los métodos precedentes ¿Es éste el caso de la crítica estética general, de la crítica literaria en particular?


Entiendo que no. En las ciencias del espíritu, el progreso es siempre una integración. Los nuevos procedimientos de enjuiciar ingresan necesariamente en una tradición intelectual que, por su misma capacidad abarcadora, no debe periclitar. No siempre el hallazgo de un nuevo instrumental debe llevarnos al menosprecio de lo que se venía haciendo. Sobre todo, si lo que se venía haciendo tenía la calidad y el calor de lo humano". 
Es decir, de lo eterno. 


Fernando Díaz-Plaja, El oficio de escribir, Alianza Editorial, 1969. 


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