martes, 6 de julio de 2010

Marías y la novela, por María Maizkurrena

                         Marías y la novela          

No todas las novelas son literatura. Sí lo son las de Javier Marías, aunque hay personas que niegan que sean novelas. Claro que la narrativa no tiene por qué seguir las normas de los géneros decimonónicos, y habría qué ver a qué clase de artefactos literarios estamos llamando novelas en el siglo XXI, después de que la novela fuera destruida y reconstruida en el XX.
Explorando Internet he hallado indignadas quejas de algún lector que esperaba encontrar en Tokyo ya no nos quiere, de Ray Loriga, algo así como un Blade Runner trufado de costumbrismo hispánico. Pero ese libro inquietante donde se relata un presente recomenzado (lo único que queda cuando la memoria desaparece) quizás sea un libro de poesía, y por eso ciertos lectores de ciertas novelas (¿los que se quejan de las de Javier Marías?) no saben por dónde cogerlo. También Javier Marías ha dicho que sus últimas obras tienen que ver con la poesía.
«Seguramente -añadía el entrevistado- lo es si uno conoce todo lo que pasa hasta en el último rincón, pero no en una vida normal, en la que uno recibe la dosis de horror y violencia que tenga la mala suerte de recibir». Es virtud propia del escritor describir la experiencia de muchos como pocos saben hacerlo. Así, el último libro de Javier Marías aspira a hablar «de los contemporáneos, y de cómo somos y nos portamos». Pero estos libros que se llaman novelas nos avisan mediante su nombre de que son ficciones, de que son, como dice el propio Javier Marías, «un artificio y en esa medida no aceptan ciertas cosas como reales, aunque lo hayan sido». Conviene, de vez en cuando, recordar estas lecciones básicas de literatura precisamente por serlo. Entenderemos así que una buena historia puede arruinarse en una mala novela, y que es la pericia (el arte) de Javier Marías lo que hace que sean tan buenas sus historias.
 
MARÍA MAIZKURRENA

El Correo digital,
9 de octubre de 2007
Caricatura: Mikel Casal

(Tanto el artículo de Maizkurrena como la caricatura de Casal han sido tomados de la web de Javier Marías). 

Se cuentan muchas cosas en la trilogía Tu rostro mañana, pero todo cuanto se relata y se dice y se nombra sale de un discurso obsesivamente ajustado a sus ritmos y al trabajo concienzudo del lenguaje. Sin duda esto es literatura en estado puro, pero el arte puro ha pasado a la historia, y lo que hace hoy la literatura es, una vez más, poner al lenguaje a trabajar para dar la visión de un mundo y la medida de sí mismo y de sus propias posibilidades en la tarea. Hace poco, durante una entrevista, Javier Marías comentaba la violencia que percibimos en los medios de comunicación. Nada podemos hacer para influir sobre ella. Es constante, ajena e imparable. Nos insensibiliza, pero «nos hacer concebir el mundo como un lugar mucho peor de lo que lo han percibido todas las generaciones anteriores».

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