Hace días que llueve a cántaros. Y la gata se comió el último grillo que nos mantenía despiertos.
Nota: María Soledad Uranga ganó con este microrrelato el I premio internacional de microrrelatos Museo de la Palabra, convocado por la Fundación César Egido Serrano.
Dos lineas con múltiples interpretaciones. Me gusta mucho.
ResponderEliminarMe alegro. Y más que este comentario haya sido publicado el día de mi cumple. Y saludos al autor de este blog.
ResponderEliminarSole
EL autor de este blog te saluda igualmente. :-)
ResponderEliminarMe lo explique Soledad. No lo entiendo en absoluto y me dedico a esto.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa verdad no entiendo cómo es que ese microrrelato ganó el primer lugar. No lo entiendo. Y también me dedico a esto.
ResponderEliminarNuestro padre solía morirse los domingos. Al principio nos lo tomábamos muy mal: avisábamos al médico, a la funeraria, nos vestíamos de negro, llorábamos… Pero luego, a fuerza de sustos nos acostumbramos, era su forma de vivir, y entre muerte y muerte la vida continuó a la espera de sus nuevas muertes. Su tenacidad para morirse no se debilitaba y una noche, en la cena, en una de sus muertes más teatrales arrastró a mamá con él. Y eso si fue serio porque ella, que no tenía imaginación, hundió la cabeza en la sopa y se murió. ( este texto hace parte de el microrelato escrito arriba ?)
ResponderEliminarNo. El microrrelato que has compartido se llama "La sopa", y es de Rosa Pastor.
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