Algunas obras literarias nacen de la necesidad de su autor de justificar ciertas conductas personales. Es lo que ocurre, por ejemplo, con Adiós a todo eso, de Robert Graves, una autobiografía cuyo título original es Goodbye to All.
Reproduzco a continuación el inicio del artículo que John Carey dedica a Graves en su libro Puro placer. Los 50 libros más apasionantes de la literatura extranjera del siglo XX, publicado por la editorial Siglo XXI. La traducción es de Luis Gil Aristu.
"En 1929 Robert Graves se fue de Inglaterra a Mallorca bajo el embrujo de la joven poetisa americana Laura Riding, abandonando a su esposa y a cuatro hijos. Escribió esta autobiografía a modo de excusa. Parece haber creído que si exponía la insensibilidad y estupidez del sistema de clase inglés, que había sufrido desde la infancia, los lectores no le culparían por escapar de él. No le resultaba fácil quejarse. Su educación inglesa le había enseñado a esconder sus sentimientos. Una de las cosas más fascinantes del libro es cómo consigue dar una impresión de seguridad mientras cataloga el desastre".
Robert Graves
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