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La Bella princesa. Fuente de la imagen |
Llevar a la ficción los términos opuestos es un ejercicio muy habitual en la literatura: el bien y el mal, la inteligencia mal avenida y la estupidez feliz, la riqueza y la pobreza, la fe y la razón, el progreso y el estancamiento, la libertad y la esclavitud, etcétera.
En este microrrelato, Gonzalo Suárez trata de manera brillante la dualidad existente entre la realidad y los sueños.
UN CUENTO CASI SUFÍ
Gonzalo Suárez
Recogí a un vagabundo en la carretera. Me arrepentí enseguida. Olía mal. Sus harapos ensuciaron la tapicería de mi coche. Pero Dios premió mi acto de caridad y convirtió al vagabundo en una bella princesa. Ella y yo pasamos la noche en un motel. Al amanecer, me desperté en brazos del maloliente vagabundo. Y comprendí que Dios nos premia con los sueños y nos castiga con la realidad.
He leído varias veces este relato. Se presta a múltiples interpretaciones. Está muy conseguido.
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