Tertulias literarias, por Rosa López Casero

La cafetería-restaurante El Corregidor, en Cáceres, se ha convertido últimamente en centro de reunión de un grupo de amantes de la literatura, que se reúnen cada cierto tiempo para leer sus textos y para debatir temas literarios, o simplemente para escuchar las palabras del autor invitado de turno. Rosa López Casero estuvo hace unos días en este foro literario (sus asistentes se refieren a él como la tertulia La Croqueta) y me envía el texto que ha escrito sobre su experiencia en compañía de estos amigos lectores y escritores.  

Tertulias literarias

Hablábamos de literatura mientras tomábamos cervezas y tisanas. Los componentes de esta Asociación Cultural o Club Literario se reúnen un viernes al mes aproximadamente. Siempre en el mismo lugar: El Corregidor, con Ángela como secretaria, María, Mª Ángeles, Eladio y muchos más, hasta quince. Este grupo de distintas edades y profesiones ambienta el bar El Corregidor, le da lustre. Ya los conocen los asiduos de las tardes y cuando saben que habrá reunión literaria escogen las mesas más próximas a la suya para escuchar sus lecturas. A los dueños del bar y camareros les consta que este Club le da brillo al local, sus palabras explotan en el aire y propagan la cultura por el salón, rompen la rutina de la tarde con sus sueños y nostalgias que salen de sus bocas al leerlas. Por eso, cuando me invitaron a asistir como escritora para hablar de mis libros, no lo dudé. Ya conocía a Mely, Jesús, Víctor, porque coincidimos en el Congreso de Escritores de Cáceres. Fue un placer departir con ellos. La reunión resultó entrañable y las horas pasaron raudas, y en la orilla del bar cantó una voz de preguntas, sonó la luz del debate fluido, se escucharon en silencio los haikus, cuentos, microrrelatos, poemas. No aspiran a la gloria, disfrutan con las musas, sueñan, aprenden y comentan la obra de autores extremeños. Trabajan afanosos cada día y esperan que llegue ese viernes especial cuando el grupo se encuentra y se ilumina, al compartir ilusiones y amor por las palabras. Y sin proponérselo, hacen felices a los asiduos a la tarde de los viernes en el Corregidor, que escuchan, haciendo como que no escuchan, y se deleitan con las lecturas en alta voz de cada uno del grupo. Creo que son una pauta para muchos y debe divulgarse esta iniciativa. No todo en la vida de las personas está marcado por malos rollos, las ofensas, la ordinariez y la falta de aficiones. Este grupo tiene ilusiones y disfruta con lo que hace, sin desiertos de letras, proyectando escritos y musas y compartiendo con todos sus creaciones. Que cunda el ejemplo.

ROSA LÓPEZ CASERO