José Urriola. Foto tomada del blog del autor: Rostros del Viento |
Aparte el cuento aquí publicado, pueden leerse otros tres cuentos de Urriola en la página que le dedica Ficción Mímima.
EL DUEÑO DE CANON
Le encomendaron la tarea más sencilla, al tiempo que la más ardua de todas las imaginables, a él le tocaría elegir las mejores obras de la historia para que quedaran bendecidas para la posteridad. A la basura todas las demás, indignas de pertenecer al canon.
Cerró los ojos, y con el índice a tientas lo dejó caer sobre una lista que algún otro le había escrito -quién sabe con cuáles nombres salidos de quién sabe dónde-; pero fue así: donde mejor cayera el dedo. Ésas serían, al azar. No tenía ni gusto, ni método, ni criterio. Ni siquiera tenía opción.
Miles de años después la gente rendiría pleitesía a su decisión. La estudiarían en las escuelas y la gente haría reverencia ante lo sagrado de su buen gusto.
Y el mundo sería, entonces, lo que será. Por su culpa.
José Urriola
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Prometedor comienzo, pero... ¡una tontuna!
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