martes, 21 de diciembre de 2010

No todos los cuentos son literarios

Una lectora de narrativabreve.com se ha puesto en contacto conmigo para  informarme de  que "cuentos literarios" implica una redundancia. Entiendo lo que quiere decir, y asumo que hasta cierto punto tiene razón. Solo hasta cierto punto...
Veamos. No todos los cuentos son literarios. El cuento literario, tal como lo concibo yo, es creado mediante la palabra escrita y está destinado principalmente a ser leído (en contraste con los cuentos de tradición oral, que se transmiten de viva voz). 
Creo que nada tienen que ver los cuentos de Mallea, Borges o Capote (intencionadamente artísticos) con, por poner un ejemplo, la historia de la niña de la curva, que puede que sea un cuento, pero no es un cuento literario; entra más bien en el ámbito de las leyendas urbanas. 
Todos nos hemos inventado en alguna ocasión un cuento no literario. Un "cuento chino", como se suele decir, ¿verdad?
Pondré otro ejemplo: un día de lluvia, un niño llega a casa lleno de barro de pies a cabeza, y con las rodillas llena de moretones, y para salir del paso le cuenta a su madre que viene de estudiar en la biblioteca. La madre -que conoce la pasión de su hijo por jugar al fútbol en el descampado que hay cerca de su barrio- le pregunta intrigada por qué viene tan sucio si ha estado estudiando en la biblioteca, y el niño se inventa la historia de que, justo al salir de esta, un grupo de adolescentes lo han empujado sin querer, en plena carrera, y que él, pobre, ha caído de bruces en un charco. La madre le ordena al niño que se lave y se cambie de ropa, y mientras el niño está en el baño, ella, acaso divertida,  saca el balón de la castigada cartera dispuesta a lavarlo. 
El niño le ha contado un cuento a su madre, pero no es un cuento literario. Como tampoco lo son las tantas veces escuchadas historias de la mili (a no ser que un escritor las lleve al papel con intención y procedimiento literarios).
Otro ejemplo sería cualquiera de los chistes narrativos interpretados por los monologuistas de El Club de la Comedia.  Muchos de estos chistes son casi cuentos: transmiten una historia articulada en el clásico esquema de la presentación, el nudo y el desenlace. Pero no son cuentos literarios, son -a lo sumo- cuentecillos. Y además nunca son recitados con la misma literalidad: la historia es la misma, pero las palabras cambian ligeramente en cada actuación. 
Tampoco es un cuento literario el que leemos -pésimamente redactados, ¿acaso se presupone que la mala escritura es digna de misericordia?- en los carteles manuscritos de ciertas personas que dicen tener nueve hijos y carecer de trabajo (aunque en ocasiones no tengan ningún hijo y realmente tengan un trabajo: el de pedir limosna...).  Eso no es un cuento literario, es a lo sumo una artimaña picaresca.
Se da por válido que los primeros cuentos literarios en España son los incluidos en El conde Lucanor, del infante don Juan Manuel (siglo XIV), y que el primer cuento  literario argentino es "El matadero", de Esteban Echeverría (1805-1851). Pero antes de don Juan Manuel y de Echeverría evidentemente existían cuentos en España y Argentina, pero no eran literarios.
En fin, creo que ha quedado clara mi postura.  




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