Fotografía tomada tras el atentado de Carrero Blanco, asesinado por ETA en 1973. Fuente de la imagen |
REINSERTADO
David Garrido
Navarro
-Adelante,
adelante... Vamos a ver, vamos a ver... Pero siéntese, siéntese...
-Gracias.
-Veamos,
veamos... Ah, aquí están sus papeles... Mmmm.... ¡Hombre, pero si es usted un
terrorista!
-Si,
señor. 15 años llevaba yo en mi empresa y mire, a la calle. Y encima como todo
lo que cobramos por nuestro oficio es en negro, pues ni paro ni hostias.
-Bueno,
bueno, tranquilo, hombre, no se preocupe que para su gremio hay trabajo de
sobra.
-¿En
serio?
-Y
tanto. Aunque, eso sí, aquí en España la cosa ahora está jodida que no veas.
-No
si ya... Este gobierno nos va a hundir a todos.
-Son
unos incompetentes.
-No
me hable, no me hable. Se quieren cargar España.
-Van
por ese camino desde luego...
-Primero
prohíben fumar en los bares, luego lo de los toros y ahora esto... ¿Qué será lo
próximo: prohibir el fútbol, ilegalizar la paella, declarar al jamón sustancia
dopante...?
-No
lo quiero ni pensar.
-Pero
bueno, ¿es que usted puede imaginarse una España sin toros?
-Me
resulta difícil, la verdad.
-¿Y
una España sin terrorismo?
-Eso
me resulta todavía más difícil.
-Pues
claro, si es lo que yo digo: el jamón, la paella, el fútbol, los toros, el
vino, el terrorismo... Todo eso forma parte de la idiosincrasia de este país, y
estos cabrones se lo quieren cargar todo.
-Y
que lo diga... Pero, bueno, vayamos al asunto que nos ocupa. Usted quiere
trabajar, ¿no?
-Pues
si, señor, tengo dos hijos a los que alimentar.
-Y
por supuesto le gustaría que el trabajo fuera de lo suyo, ¿no?
-Claro,
claro, a poder ser.
-Pues
mire, tiene donde elegir. ¿Qué le gusta más, playa o montaña?
-Hombre,
a mí me gusta más la montaña, pero a la mujer... En fin, casi que me pone usted
playa.
-¿Clima
ecuatorial, subtropical o tropical?
-Ufff,
pues no sé, en fin, algo normal. Que haga calor pero sin pasarse, vamos que
refresque un poco por la noche. Es que mi mujer lo pasa muy mal con el
bochorno, sabe.
-No
se preocupe. Mire, ¿qué le parece este sitio?
-Coño,
¿y cómo se pronuncia eso?
-No
tengo ni puta idea, pero fíjese en los folletos, fíjese en los folletos. Mire
que playas... Y que chavalas...
-¿No
son un poco jóvenes?... Pregunto...
-Bah,
no se preocupe, para cuando usted llegue allí ya les habrán crecido las tetas.
-Mmmmm...
no sé, no sé...
-¿Qué
le encuentra?
-Pues
que por lo que veo este sitio está a tomar por culo de aquí, y si estuviera
soltero, pues, en fin, no le digo yo a usted que no me seduciría la idea, pero casao y con
don churumbeles, como que me para un poco, sabe... Además, tal y como están las
cosas, ya ni los terroristas estamos seguros en esos países. De repente se le
cruzan los cables a algún cabrón de Wall Street y nos sacan de allí a hostia
limpia en menos que canta un gallo. Y luego está lo de los terremotos, los
huracanes, las enfermedades tropicales... En fin, que no me veo yo en un país
de esos, no me veo...
-Bueno,
bueno, no se preocupe, hagámoslo al revés, dígame usted hasta dónde estaría
dispuesto a trasladarse con su familia y así podremos establecer un radio de
acción, ¿qué le parece?
-De
acuerdo.
(...)
-¿Y
bien?
-Ah,
pues no sé. ¿Es necesario salir de España?
-Hombre,
ya le he dicho que aquí la cosa está kaput, como dicen los alemanes.
Aunque a ver, déjeme pensar. Le importaría decirme cuál era su especialidad en
concreto.
-Era
Manipulador de Objetos Explosivos. Tengo el carnet aquí que lo acredita, por si
quiere verlo.
-Oh,
no, no es necesario. A ver, a ver, ya está, creo que lo tengo... Bueno, no es
exactamente el mismo trabajo que desempeñaba antes pero se le parece mucho. Y
además no tendría que salir de España.
-¿De
verdad? Cojonudo... Cuénteme, cuénteme...
-Verá,
¿le gusta Valencia?
-Mmm,
supongo, aunque yo nunca he estado... Pero mi mujer sí y siempre habla
maravillas de las playas valencianas.
-Pues,
señor mío, no se hable más, ¡ahí tiene usted su futuro! Voy a hacer ahora
mismito un par de llamadas y asunto arreglao.
-Vaya,
qué curioso, no sabía yo que hubieran grupos terroristas operando en Valencia.
Es la primera noticia que tengo de ello.
-Ejem,
bueno, realmente no se trata de un grupo terrorista propiamente dicho...
-¿Qué
es entonces? ¿Una facción armada?
-No
exactamente.
-¿Un
comando disidente?
-No,
no, no es eso, no es eso.
-¿Cachorros
descontrolados?
-No.
¿Fundamentalistas
religiosos? ¿Nacionalistas radicales? ¿Ultras de fútbol?
-No,
me temo que no es nada de eso.
-¿Entonces?
-Verá,
¿a usted le gustan los muñecos de cartón?
-¿Cómo?
-Pues
eso, muñecos, muñecos de cartón, grandes, muy grandes, representando a miembros
de la alta sociedad y dispuestos en graciosas y abigarradas composiciones que
una vez al año se desperdigan a lo largo y ancho de la ciudad, colapsándola por
completo durante cinco días para, la última noche, pegarles fuego a cañonazo
limpio ante el beneplácito de los gobernantes y el ferviente clamor de un
pueblo que al día siguiente reacciona como si nada de esto hubiera pasado. ¿No
me diga que la cosa no suena bien para un terrorista, eh?
-Hombre,
dicho así... Pero no acabo de entender muy bien...
-Y
luego están las mascletás. Joder,
allí se va a hinchar usted a poner petardos. Y además a cara descubierta, nada
de a escondidas, no, delante mismo de la policía y de la guardia civil, y no
solo no le detendrán sino que encima le aplaudirán por ello. Además un
terrorista manipulador de explosivos con su experiencia no tardaría mucho en
hacerse un nombre entre lo más selecto de la pirotecnia valenciana. Ya lo creo,
que se preparen que ya lo estoy viendo, ya lo estoy viendo... Bueno, voy a
hacer ese par de llamadas, ¿eh?
-Espere,
espere un momento...
(...)
-¿Qué
le encuentra?
-Pues
que sí, que todo eso suena muy bien pero... ¿y los muertos?
-¿Cómo
dice?
-Pues
eso, los muertos, los heridos, las víctimas en general, ¿dónde están?
-Ah,
las víctimas, si, ya entiendo...
-Es
que, como usted comprenderá, un terrorista sin víctimas es como un coche sin
ruedas, no sé si me explico.
-Si,
empiezo a comprender.
-Además,
yo me conozco y se que si no hay víctimas, eso acabaría por afectarme
psicológicamente de una forma u otra, y terminaría por convertirme en una
persona insatisfecha, amargada y vacía por dentro, lo que seguro repercutiría
muy negativamente en mi matrimonio y mi vida familiar, que terminarían por
resentirse. Y yo no quiero que eso ocurra. ¿Me comprende usted, verdad?
-Bueno,
siempre podría dejar un petardito suelto por aquí o un cohete mal colocado por
allá, así, como quien no quiere la cosa, y boom, de vez en cuando, con un poco
de suerte, tendría usted una víctima con la que subir un poco su autoestima.
-Ya,
pero no sería lo mismo. Además, ¿y las reivindicaciones, qué? Porque, mucho
ojo, eh, que yo soy un terrorista y no un psicópata. Yo si mato es por algo, no
al tuntún como esos cafres a los que de repente alguien les mira mal en un
semáforo y, ni corto ni perezoso, sacan una escopeta y le revientan la tapa de
los sesos. No señor, hasta ahí podíamos llegar, mis crímenes responden a un
largo proceso de introspección intelectual, sin el cual nunca hubieran
ocurrido. Esto que le quede bien claro, eh.
-Perdone,
perdone, no quería yo ofenderle. Nada más lejos de mi intención.
-No,
es que uno oye muchas cosas y al final, pues mire porque tienes que ser fuerte
que si no. La gente a veces se olvida que nosotros, los terroristas, también
tenemos sentimientos.
-Ya,
eso es cierto. Bueno, entonces lo de Valencia no le convence, ¿no?
-Ya
se lo he dicho, lo vería bien como hobby, pero como profesión me faltan las
víctimas. Y si las hubiera, pues así, a pelo y sin reivindicaciones, no serían
víctimas del terrorismo sino, como mucho, víctimas de un asesino en serie y eso
sería del todo insoportable para mi conciencia.
-Pues,
en fin, eso limita bastante las cosas. No sé, no sé, déjeme pensar... A ver que
mire otra vez su ficha... ¡Pero bueno, no me había dicho usted que tiene el
título de administrativo!
-Ah,
si, si... Y un año de empresariales.
-Pero,
hombre, eso cambia mucho las cosas.
-¿Ah,
si?
-Pues
claro, señor, mío. La de tiempo que nos hubiéramos ahorrado si hubiera empezado
por ahí.
-No
me diga.
-Vamos
a ver, ¿es necesario que esté en primera línea del frente?
-Hombre,
necesario, necesario. También puedo quedarme en la retaguardia.
-Pues
entonces ya está. Un trabajo en la retaguardia, con su propio despacho,
firmando papeles que siembren el terror entre la población civil, con
posibilidades de progresar hasta las estancias más altas, de hacer incluso
carrera política, de amasar inmensas fortunas extorsionado a los débiles,
robando, apropiándose de lo que no es suyo, sembrando odios, rencillas, miedo e
injusticia social, que con el tiempo se cobraran cantidades ingentes de
víctimas inocentes...
-Continúe,
continúe... Suena de lujo...
-Y
tanto. Y es más, si hace bien su trabajo, lame los culos correctos y aniquila a
la competencia, pronto llegará a un puesto de P + I ; lo que en el lenguaje de
esta clase de terrorismo significa Poder + Influencia. Bueno, y entonces si que
se lo pasará pipa. Olvídese de esos juegos infantiles de poner una bombita aquí
y otra allá. Nada, minudencias. Ahora piense en miles, -¡que en miles, en
millones!- de personas muriendo de hambre en todo el mundo gracias a la acción
de su P + I. O si eso no le parece suficiente y añora los fuegos artificiales,
imagínese tener capacidad para iniciar una guerra solo con hacer unas cuantas
llamaditas. Dígame, ¿cuantas bombas ha puesto usted en su vida? 20, 30, tal vez
cincuenta. ¿Quiere saber cuantas bombas puede lanzar sobre la población civil
un superbombardero de última generación en solo cinco minutos? Si se lo dijera
tendría una erección y no es el momento. Y todo eso gracias a su P + I. Claro
que sus inicios serían más modestos, tal vez tendría que conformarse con
hipotecas, desahucios, despidos, en fin, las ligas menores que llaman los
americanos. Pero, ¿por dónde cree que empezaron todos esos pro-hombres que
rigen nuestros destinos? Por las ligas menores igual que lo hará usted. Además
con su experiencia en el terrorismo de base no le costará mucho medrar como la
mala yerba.
-¿Y
las reivindicaciones, cuales serían mis reivindicaciones?
-Ah,
eso es sin duda lo mejor de este trabajo, porque ni siquiera tendrá que cambiar
sus reivindicaciones de siempre ya que todo esto lo hará en nombre de la
democracia, la libertad, la justicia, la defensa de los débiles y, en fin, ese
tipo de cosas. ¿Qué, cómo se le ha quedado el cuerpo? Piense que podría empezar
mañana mismo si quisiera; es verdad que con contrato temporal, cobrando una
mierda y haciendo más horas que un tonto, pero sin duda sería solo el primer
peldaño en una escalera que le llevaría en unos años directamente a la cima.
Vamos, ¿qué me dice, amigo?
-Acepto.
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Nota: narrativabreve.com es un blog sin ánimo de lucro que trabaja como espacio de creación y redifusor de textos literarios, y en señal de buena voluntad indica siempre -que es posible- la fuente de los textos y las imágenes publicados. En cualquier caso, si algún autor o editor quisiera renunciar a la difusión de textos suyos que han sido publicados en este blog, no tiene más que comunicarlo en la siguiente dirección: ciconia1@gmail.com
Bueno, bueno, bueno, creo que no había leído algo tan bueno en mucho tiempo. Qué bárbaro, criatura. Qué visualización de la escena, cuanta mordacidad en cada línea... nos da una buena patada en el culo este relato. Tiene etiqueta de satírico, ¿verdad?, lo veo en la entrada, pero para mi es real, es crítico, es una reflexión profunda sobre la hipocresía política y económica y sobre la pasividad de la población civil. Conciencias acomodadas en un mundo de plástico. Me ha encantado, David. Plas, plas, plas....
ResponderEliminarSatiro-corrosivo...set eclosión!!! Toda una bomba de fragmentación al centro de las conciencias...DETONADOR!
ResponderEliminarDETONADOR+IVA....
ResponderEliminarHilarante, inteligente, no deja cabo suelto, buena David!
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